Retomar el "crecimiento"(como persona, espiritualmente, etc) de acuerdo con los valores que nos enseñan desde la infancia, ahora en forma conciente con valores nacidos desde muy adentro de nosotros mismos.

viernes, 9 de octubre de 2009

LA LEALTAD

LA LEALTAD

Un valor sin el cual nos quedamos solos y que debemos vivir nosotros antes que nadie.

La lealtad es una virtud que desarrolla nuestra conciencia. es un corresponder, una obligación que se tiene consigo mismos y con los demás. Es un compromiso a defender lo que creemos y en quien creemos como la familia, la patria, la empresa, la amistad.

La lealtad es un valor, pues quien es traidor se queda solo. Cuando somos leales, logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a su etapa más profunda.

Todos podemos tener un amigo superficial, o trabajar en un lugar simplemente porque nos pagan. Sin embargo la lealtad implica un compromiso que llega más profundo: es el estar ahí, en las buenas y en las malas, es estar en pie en nuestra empresa, no solo por el dinero, sino por el gran compromiso que tenemos con la empresa y el profundo respeto que por ella sentimos.

La lealtad es una llave que nos permite tener auténtico éxito cuando nos relacionamos, es un valor que no es fácil de encontrar.

Probablemente nadie entienda mejor la lealtad que aquel a quien le han traicionado alguna vez. Todos esperamos la lealtad de los demás; A nadie le gusta ser traicionado. Detectar la lealtad (o deselaltad) en los demás es fácil, pero: ¿Cómo estoy viviendo yo la lealtad? ¿Realmente sé qué es? ¿Qué esperan los demás de mí?

Es, por supuesto, más común aquella persona que al saber que puede obtener algo de nosotros se nos acerque y cuando dejamos de serle útil nos abandona sin más.
Es común saber que algunos individuos frecuenten un grupo sólo porque le da más beneficios aportando nada a cambio, logrando al fin, que que nadie confíe en ellos.

No basta contradecir las actitudes desleales para ser Leal, es necesario detenernos a considerar algunos puntos:
- En toda relación se adquiere un deber respecto a las personas. Como la confianza y
el respeto que debe haber entre padres e hijos, la empresa y los empleados, entre
los amigos, los alumnos hacia su escuela…etc.
- Es necesario reconocer los valores que representan las instituciones o aquellos
que promueven las personas con sus ideas y actitudes. Nunca será buena idea que
una persona que se preocupa por vivir los valores, trabaje en un lugar donde se
hacen fraudes o impera la corrupción.
- Se deben buscar y conocer los valores permanentes para cualquier situación, de
otra forma se es "leal" mientras se comparten las mismas ideas.
- La Lealtad no es consecuencia de un sentimiento afectivo, es el resultado de una
actitud mental para elegir lo que es correcto.
- El mentir para encubrir las faltas de un amigo (en la casa, el trabajo o la
escuela) no nos hace leales, sino cómplices.
- Si se coloca como valor fundamental el alcance de objetivos, se pierde el sentido
de cooperación.
- La persona que participa de una actividad sólo por el éxito que se tiene,
fácilmente abandona la empresa porque las cosas no salen bien o simplemente deja
de obtener los beneficios a que estaba acostumbrado.
- Lo importante es vivir los valores por lo que representan, no por las personas que
en algún momento dictan una norma.
- Todo trabajo se debe hacer bien, no por "quedar bien" con los demas.

Con todo lo anterior veremos que aún sin darnos cuenta que las relaciones que hemos sabido mantener se deben en gran medida a la vivencia del valor de la Lealtad. No basta conocer los valores, es necesario darlos a conocer y reforzarlos para lograr un cambio de actitud, al hacerlo, logramos madurar la amistad y fortalecer el afecto

La lealtad es esencial en la amistad. Los conocidos se hacen amigos a través de la lealtad mutua. es un valor esencial en la amistad que se ha desarrollado en el compromiso de corazones entre las personas amigas. En una relación de corazón a corazón la lealtad desarrolla la confianza mutua.

Es nuestro deber el ser leal a aquellos que dependen de nosotros: familia, amigos, nuestros empleados o nuestro empleador. La lealtad es amor bondadoso en acción.

La lealtad es potenciada por la energía que viene hacia nuestro cuerpo al cuidar nuestras actitudes y pensamientos.

La lealtad desarrolla nuestra alma en conciencia, transformándonos en la creación más hermosa posible del ser humano.

Como vemos, la lealtad se relaciona estrechamente con otras virtudes como la amistad, el respeto, la responsabilidad y la honestidad entre otras.

Debemos tener actitudes leales en todos los momentos; algunos como:
- cuando hacemos una crítica, que sea constructiva y que sea directamente con la
persona de quien o a quien la estamos haciendo, haciendo hincapié en sus virtudes
y no en sus defectos.
- respetar las confidencias que nos han hecho.
- Ser sinceros con los otros cuando consideramos que está cometiendo, errores y
ayudarleS para que los supere.
- mantener la verdadera amistad por encima de problemas y obstaculos; con mayor
razon si son de poca trascendencia
- al realizar un trabajo, hacerlo con la mayor responsabilidad y honestidad posibles
- Respetar lo pactado en cualquiera de los casos o de las cosas que pactamos.

EL VALOR DE LA PALABRA DADA: LA LEALTAD
Autor: José Luis Marín Almellones
Ética y valores organizacionales

03-2007

Lo siguiente, en modo alguno es un hecho inventado. - “Mientras esté al frente de esta unidad, velaré por todos y cada uno de los hombres que están a mi mando” Con esta frase concluía el discurso. El Coronel había dado como era costumbre, antes de cada celebración, la típica perorata castrense que no solía poseer ningún contenido, aunque en esta ocasión había realizado un compromiso muy atrevido.
Durante la misma, se exaltaba alguna virtud militar referida a la situación concreta del homenaje; pero ese final, para muchos, sino para todos, sólo constituía una promesa vacía que nunca se cumpliría. Nadie espera favor o recompensa alguna.

El ambiente del regimiento no era precisamente animoso. Posteriormente, llegó el brindis de costumbre que terminaría como era habitual: en un prolongado tiempo bebiendo y bebiendo entre charlas sin sustancia donde cada cual contaba sus aburridas batallitas. Nada del otro mundo, lo aburridamente típico.

La frase quedó allí, pero ninguno o pocos la creyeron. La confianza en general estaba escasa, y el respeto era una cuestión que lamentablemente se mantenía obligado a base de la imposición del rango mayor sobre el menor.

Pasadas escasas semanas, uno de los militares sufrió un desafortunado accidente con un arma perdiendo una parte sensible de una de sus extremidades.

Aquel hombre quedaba, por su carencia, no apto para el servicio en activo. Su situación a partir de ese instante era la de un desamparado tullido sin futuro profesional. Sería dado de baja. Un ser humano de veintidós años, recién casado, esperando un hijo y con una hipoteca que pagar, quedaba expuesto a una pensión minúscula, inapreciable, ridícula, ínfima y miserable. Conseguir un futuro laboral decente sería tremendamente difícil y penoso. Todos sabíamos lo que pasaría: nada, quedaría a su suerte.

Entonces, quien pronunció “Mientras esté al frente de esta unidad, velaré por todos y cada uno los hombres que están a mi mando” entró en acción. Movió toda clase de papeles. Habló con los médicos que atendieron a uno de sus hombres. Habló con varios Generales. Arriesgó personal y profesionalmente lo que no voy a mencionar aquí. Pero aquel Coronel no paró de actuar hasta que a su hombre, le concedieron una pensión que suponía el doble del sueldo percibido en aquellos momentos. Su hombre, tendría la vida resuelta, al menos económicamente. Y él, había cumplido con lo proclamado.

Aquel oficial; aquel jefe; aquel hombre, aquel ser humano en definitiva, cumplió su palabra hasta sus últimas consecuencias. Fue aquella lealtad puesta de manifiesto la que hizo que aquel regimiento cobrara de nuevo respeto por sí mismo. La confianza se restableció, y el ánimo subió notablemente. Todos sabían que su jefe no hablaba en baladí, y, lo más importante, no abandonaba a ninguno de los suyos.

¿Hablar más de lealtad? No. Mejor será practicarla cumpliendo cada cual con la palabra dada en lo que ofrece hasta el final.

Alba Lucia Giraldo Espinosa.

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